sábado, 6 de junio de 2009

Crónica Madrid 05-06-09 , 4ª Aniversario

"Bambíno"

MADRID: ESPLÁ NOS DIJO ADIÓS DESDE LA PUERTA GRANDE
MARIANO ALIAGA / HIDROCÁLIDO

Hace cincuenta y dos años terminaron de construir un barril que llenaron con sangre de torero y en los últimos treinta y tres se ha ido vaciando poco a poco, destilando las gotas de arte y poderío en la lidia, impartiendo clases decanas de saber estar donde hay que estar y ponerse donde hay que ponerse, lidiar. Cuando pensábamos que ayer en ese barril añejo, curtido durante años, solamente quedaban los restos justos para cumplir con una despedida, se abrió el grifo para dejar salir a chorros el enorme contenido de maestría restante. Ha sido tan grande e inmenso que ha provocado emociones profundas entre todos los que allí nos encontrábamos. Para muchos será casualidad que se detuviera el vendaval, que al finalizar la faena comenzara a llover o que el mejor toro de las ferias le correspondiese a él. Tal vez ese toro llamado Beato elevara plegarias desde becerro para que el Altísimo le concediera el privilegio de tener delante al torero que le permitiera desarrollar su bravura y nobleza. Beato no pidió tanto como le concedieron ni Esplá soñó tener delante en su última tarde con su último toro, a un compañero en el triunfo como Beato. No fueron enemigos, ni rivales sino cómplices de la obra maestra que será recordada y transmitida para que no se olvide. Ni uno ni otro lo merecerian. Ambos, juntos, alcanzaron la gloria. Torero por puerta grande, toro con vuelta al ruedo, con la sentida despedida del maestro a su amigo arrastrado saliendo al tercio a aplaudirle, después de pedir él mismo su premio. Son detalles, señores. Detalles que no se aprenden, que se llevan dentro. De señorío, de porte. No basta con vestirse a la antigua, hombreras caidas, alamares bordados, chaquetilla cargada en oro. Debajo de todo eso está el alma del toreo añejo, tinto gran reserva como el color de la seda que hoy portaba, solo para paladares exquisitos. Y no se demuestra solamente en pases largos y profundos sino en el gesto de la cara alta al salir de la tanda, en los andares de orgullo, en su respeto dejando solo al toro para que luciera su muerte en soledad y no robarle protagonismo, en un brindis montera en pecho tan lento que pudo ver los ojos de cada ocupante en su asiento, brindis sincero, brindis de torero que provoca escalofrío, para comenzar a torear con poder sobre la mano derecha en tandas de pases profundos rematados con pase de la firma que provocan esos olés fuertes y cerrados de aquí. También con la izquierda se siente y hace sentir. Hasta de frente enfrente se puso, dando ventajas, para torear ya con la plaza en pie y las emociones brotando de los ojos. La estocada recibiendo para mantener el protagonismo de Beato y la locura en los tendidos. Dos descabellos de anécdota, porque Madrid fue justo y no dando sino devolviendo lo que Esplá les habia dado durante treinta y tres años. Dos orejas y dos vueltas al ruedo para el pleno disfrute arriba y en el ruedo. Su primero fue de Victoriano del Rio, como toda la corrida tan distinta a la del pasado miércoles que no se diría que fueran del mismo hierro ni en presencia ni por comportamiento. Con él no se encontró a gusto contando además con el inconveniente del fuerte viento.
Morante pasó inédito porque en el segundo pareció molesto con el presidente al cambiar el tercio de varas con su desacuerdo llegando el toro a la muleta entero y peligroso con lo que el sevillano solo pudo quitarle las moscas y abreviar. En el quinto, tras la apoteosis de Esplá, lo intentó con más convicción pero delante tuvo un enemigo que no se dajaba y volvió a matar abajo.
Castella desarrollo su discurso de valentía en dos ejemplares que tuvieron peligro, sobre todo el tercero que se iba derecho, favorecido al quedarse el francés descubierto por el viento, lidiado en los medios donde más soplaba el aire y donde menos mal iba el toro. En el sexto expuso todo lo necesario incluso con pase cambiado en los medios de gran transmisión pero que no tuvo continuidad por los mismos inconvenientes que el anterior. Desmonterado el banderillero Curro Molina por dos magníficos pares.
Casi todos nos quedamos al final para ver salir al maestro alicantino por la puerta grande a hombros de su hijo. Seguro que ni podemos imaginar lo que sentía el hijo llevando a su padre ni el del padre llevado por su hijo cruzando el arco escuchando a una plaza entera gritar ¡Torero!
Hasta siempre, Maestro.

FICHA

Madrid, 3ª Aniversario, lleno

6 toros de Victoriano del Rio

Luis Francisco Esplá, silencio y dos orejas tras aviso
Morante de La Puebla, pitos y pitos
Sebastián Castella, silencio tras aviso y silencio tras aviso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espla demostro en su plaza que tambien sabe torear como el mejor,toreria,poderio y gusto,lastima que fuese en la ultima de Madrid,su plaza tan querida y tan odiada pero ahi se creo su obra de las mejores de su vida y ahi termino su historia con Madrid,una tarde para el recuerdo,llena de emotividad y sentimiento donde afloraron los mas bellos pasajes que Espla nos regalo para que permanezcan en nuestras retinas.¡Gracias por tan bella demostracion,gracias torero.

Anónimo dijo...

Espla me parecio Espla en todo su contexto,esto es un alarde de toreria añeja y sentimiento,solo Espla hizo posible que su ultima tarde fuera tambien su ultima puerta grande,yo le vi,yo le toque y yo le senti porque aunque parezca pedante ese dia toreo cmo el mejor Paula o Morante y me quedo corto,pero bueno en cuestion de gustos...Ire a verle s u tierra y me despedire de el,por cierto Anonimo describe muy bien esa tarde.